Los bebés son como esponjas, absorben todo lo que ven, escuchan y siente a su alrededor y es así como comienzan a formarse una idea de sí mismos, de los demás y del mundo que los rodea.
En este proceso, el papel de los padres y de los adultos que los cuidan es definitivo para su buen crecimiento y desarrollo, por eso es importante que durante este camino los padres sean amorosos y sepan cómo enseñarles desde pequeños las normas y los límites que deben seguir.
Las primeras normas de vida para los bebés se establecen a través de los hábitos y las rutinas que se siguen desde niños, como la alimentación, la hora el baño, la hora de dormir, el momento de juego. Estas actividades realizadas siempre hacia la misma hora y en el mismo orden les ayudan a los pequeños a adaptarse al mundo, les permite sentirse seguros y saber que cuentan con un adulto que los atiende, los cuida y los ama.
Además, los hábitos y rutinas son importantes porque, como explica Pablo Antonio Vásquez, psicólogo especialista en psicopedagogía, “con los buenos hábitos que establecemos en nuestros hijos, les vamos a enseñar una manera continua de comportarse, porque esa es la ventaja del buen hábito, que le enseña al niño a continuar un comportamiento progresivo en el tiempo, no es algo momentáneo, es un comportamiento que el niño interioriza”.
Mientras los padres atienden las necesidades del bebé es importante que le hablen con cariño, que le enseñen lo que tiene que hacer con voz amorosa, afectuosa y a la vez firme. Es fundamental que el pequeño sienta que sus padres están seguros de lo que él debe seguir, porque eso le garantizará estabilidad al pequeño.